martes, 9 de diciembre de 2014

Capítulo 6

Sentados los cuatro en círculo, Naiara comenzó su relato:
-Todo empezó mucho antes de que vuestra familia gobernara La Tierra Del Gran Río, cuando vuestro padre, el rey Nicolás, acababa de cumplir veinte años. Por aquel entonces, Nicolás estaba empezando a descubrir su magia y a buscar su verdadero amor. Un día, cuando estaba visitando el mercado, se le acercó una muchacha vendiendo flores de cristal, y le ofreció una al futuro rey. Se miraron, y aquello fue amor a primera vista. Hablaron. La chica se llamaba Aurora, y tenía su misma edad. Congeniaban, y la cosa acabó en beso, y pasaron la noche juntos.-
Mileya suspiró. Ella siempre había querido aquello, pero Lucas de normal ni la miraba, y eso que eran hermanos. Pero se centró en Naiara, que continuaba su historia:
-Un par de días después, Aurora descubrió que estaba embarazada. Intentó decírselo a Nicolás, pero ya no lo encrontró. Lo buscó y lo buscó durante días, hasta que, un día, cuando estaba vendiendo flores de cristal en el mercado, le encontró. Y se miraron. Como la primera vez. Y hablaron. Pero no como aquella vez. Nicolás estaba confuso, porque él ya había encontrado a una mujer y la amaba, pero no podía dejar de lado a esa otra chica a la que había dejado más que un recuerdo. Al final, el muchacho accedió a cuidar al bebé, con ella.
Pero nacieron tres niñas. Dos eran gemelas. Nicolás no estaba preparado y desapareció, dejando solas a Aurora y a las niñas.-
Selim se estremeció. Empezaba a comprender el significado de esa historia.
-Entonces vosotras...- dijo.
Candela asintió.
-Somos las hijas que el rey Nicolás abandonó.
Mileya iba asimilando la información, pero había algo que no cuadraba.
-Pero... si vosotras dos sois las gemelas, ¿dónde está la tercera?
Candela suspiró y dijo:
-Creo que ya es hora de que lo sepáis.
-¡¿El qué, el qué, el qué?!- gritaron a coro Mileya y Selim, intrigadísimos.
Candela suspiró otra vez y dijo:
-Un poco después de que nacieran las niñas, Nicolás volvió y se llevó a una de las niñas. La tercera eres tú, Mileya.