sábado, 26 de julio de 2014

Capítulo 4

- Recuerda mantener la espalda recta. - le estaba diciendo Mileya.- La postura es importante.-
- ¡Pero deja ya de decirme lo que tengo que hacer!- le respondió Selim, airado.- Soy mejor que tú en la magia, y lo sabes.-
- Ya, pero me aburro...- suspiró Mileya, dejándose caer sobre su cama.
- Yo también- admitió Selim, dejándose caer en la cama junto a Mileya.
Y era verdad, se aburrían. Hacía poco que sus padres habían ocupado el trono de La Tierra Del Gran Río, y hasta entonces habían estado entretenidos con la organización del señorío, la presentación al pueblo, y cosas así. Pero después de un par de semanas todo eso estaba ya solucionado de sobra, y ni siquiera practicar magia les entretenía más de un par de minutos.
- Deberíamos hacer algo interesante por una vez- dijo Mileya. - Ya sabes, algo que no hayamos hecho antes.
- Claaaro - le respondió Selim en tono sarcástico - ¿ Y qué vamos a hacer, matar a alguien?- Se interrumpió al ver que Mileya se había quedado muy pensativa. Demasiado pensativa.- Mileya, que no iba en serio, no estarás pensando en matar a alguien...- en vista de que Mileya seguía sin responder, Selim optó por zarandearla mientras gritaba:- ¡Mileya! ¡Mileya! ¡No mates a nadie!-
Y por fin Mileya respondió.
- ¡Que no voy a matar a nadie, tonto!- le dijo en el mismo tono- Que no estoy tan loca- concluyó apartándolo de un empujón.- En realidad, estaba pensando en algo mejor...- añadió en tono misterioso y, acto seguido, susurró algo al oído de Selim.
            ;):)
Cuatro sombras caminaban en silencio, muy pegadas al muro del castillo. La luna llena brillaba grande y clara en el cielo. Un lobo aulló a lo lejos, sobresaltando a una de ellas.
- Esto no me gusta.- murmuró.- Empiezo a pensar que ha sido un mal plan.

viernes, 25 de julio de 2014

Capítulo 3

Mileya se despertó cuanto hacía rato que había amanecido. Se quitó el camisón y se puso un vestido azul que le gustaba mucho. Se miró al espejo. Obsevó su pelo, liso y de color castaño claro salpicado de unas mechas azules con las que no había nacido. Recordó con una sonrisa traviesa cómo se había hecho esas mechas. Sucedió cuando estaba practicando magia en el jardín. Ella era una maga de hielo, es decir, que tenía el poder para controlar el agua, pero más débil. Sus padres tenían el poder del fuego, al igual que su hermano mayor, y Selim tenía el poder del agua, por lo que, a pesar de la diferencia de edad, era más poderoso que ella. Estaba intentando levantar el agua del estanque. Como siempre, su mente volaba lejos de allí, soñando con Lucas o con cualquier otra cosa cuando, de improviso, su magia se descontroló y el agua, en vez de flotar en el aire, se transformó en hielo y la golpeó con una fuerza que le hizo perder el sentido. Se despertó en su cama, rodeada de su hermano pequeño y de algunos criados. Le contaron que Selim se la había encontrado tirada en el suelo, rodeada de un torbellino de agua y hielo. Le contaron que Selim había gritado y había llamado a los criados, y que entre todos habían conseguido sacarla de allí, meterla en su cama y cubrirla de mantas, en vista de que tiritaba de frío. Mileya había tardado un par de horas en entrar en calor y salir de su habitación, y pronto todos se fijaron en aquellas insólitas mechas azules, única secuela que le quedaría de aquel mágico accidente. Nadie sabía por qué le habían salido aquellas mechas, lo cual era muy misterioso. Pero, sin duda, lo más misterioso de todo era que se suponía que Mileya no tenía ese poder. Ella era una maga de hielo, por lo tanto, no tenía tanto poder como para hacer lo que había hecho. Ese poder era el de una maga de agua, y bastante poderosa. Mileya se miró las manos, preguntándose si de verdad tenía ese poder en su interior, esperando el momento apropiado para salir y demostrar que estaba allí, y que no pensaba marcharse nunca. Recordó con una sonrisa el mote con el que todavía le llamaba alguna gente desde aquel día: indomable.

martes, 22 de julio de 2014

Capítulo 2

- No puedes volver a quedarte embobada mirándole otra vez, Mileya.- le decía Selim.
- Ya, pero es que no puedo evitarlo.- le respondía Mileya- Es que es tan guapo...- añadió.
No era la primera vez que repetían aquella conversación. Estaban en la habitación de Mileya, donde sabían que nadie les molestaría. Estaban hablando sobre el secreto de Mileya, sobre su amor imposible, sobre un secreto cuyo descubrimiento podía costarles muy caro a los dos.
Ese secreto se llamaba Lucas.
Porque así había sido la vida de Mileya. Había estado enamorada desde que podía recordar, aunque al principio no se había dado cuenta. Solo cuando Selim ya era lo bastante mayor como para poder tomarla en serio, se encerró con él en su cuarto, respiró hondo y le contó una verdad que no había sabido ver hasta ese momento.
Que estaba enamorada de su propio hermano.
Desde entonces Selim ayudaba a Mileya cuando se quedaba mirando a Lucas como una boba, o cuando se ponía a pensar en sus cosas y se olvidaba de todo. Mileya le estaba muy agradecida, por todo, tanto como por guardar su secreto como por ayudarla.
Porque la verdad es que Mileya siempre había necesitado ayuda, por diversas cosas, pero sobretodo por Lucas. Mileya era una persona distraída por naturaleza, pero si a eso se le añadía el hecho de que estaba profundamente enamorada de su hermano... pues se liaba parda.

Capítulo 1

Llevaban un buen rato esperando cuando aparecció la realeza. Primero fueron el rey y la reina, montados en un carro llevado por cuatro pegasos de magnífico porte. A la plebe le maravillaban aquellos animales, tan extraños y místicos como la propia familia real. Luego aparecieron sus tres hijos, dos niños y una niña, a lomos de tres pegasos. El público aplaudía, entusiasmado. Pero la velada no concluía ahí. La carroza en la que iban el rey y la reina se alzó en el aire para luego detenerse en el aire, por encima de las cabezas de sus súbditos. Entonces, el rey y la reina alzaron las manos y de ellas brotaron fuegos artificiales que se desperdigaron por la plaza, levantando un coro de murmullos de expectación y sorpresa. A la mayoría de la gente todavía le sorprendía aquella peculiaridad de la familia real: todos, sin excepción, podían hacer magia.
                                                         ;):)
Mileya se había quedado embobada otra vez mirando a Lucas, su hermano mayor, mientras sus padres daban un discurso al pueblo. Sus padres, el rey Nikolás y la reina Laura, gobernaban La Tierra Del Gran Río, aunque en realidad no se llamaba así, tenía otro nombre, pero todo el mundo le llamaba La Tierra Del Gran Río, debido al río que cruzaba dicha tierra. De hecho, tanta gente la llamaba así que nadie se acordaba ya de su verdadero nombre.
- Mileya, ya nos vamos- le susurró entonces su hermano pequeño Selim, devolviéndola a la realidad. Nikolás y Laura ya habían terminado el discurso y se disponían a irse, dando por concluida la velada. Mientras volvían al castillo, Mileya no pudo evitar pensar en lo que habría ocurrido si su hermano no la hubiese avisado. Seguramente, todos se hubieran ido, mientras ella se habría quedado allí como un pasmarote. Pero eso tampoco hubiera sido para tanto. Prefería mil veces pasar vergüenza antes de que descubrieran su secreto... Aquel secreto que solo sabían dos personas en el mundo: su hermano y ella misma.